viernes, 6 de mayo de 2011

La felicidad quita el talento y eso es un conocimiento de dominio público

La Celeste tiene razón. Escasamente se puede escribir y escribir algo decente sin estar sumergido en una hecatombe de proporciones míticas de algún sentimiento negativo, llámese rabia, pena, angustia, decepción, tristeza o, por último, un grado extraordinario de estrés. Sin embargo escribir por escribir o escribir en medio de la felicidad no suele traer buenos resultados...
Por ejemplo, es bien sabido por todos ustedes que el año pasado fue un periodo especialmente productivo para mí en cuanto a entradas de blog y algunas otras cosillas que no subiré por aversión natural a ciertos géneros de literatura... La razón de la proliferación de entradas también es de dominio público a pesar de mis esfuerzos por ser discreta (y gracias al nulo esfuerzo de otros por ser discretos). En cambio, este año que se presentó bienaventurado desde su primer mes... escasamente he escrito algo, ¿por qué? porque un famoso Angelo decidió transformar este tiempo en un tiempo muy feliz... y lo poco que escribí, lo escribí verdaderamente afectada por situaciones nefastas.
¿Cuál será el problema, entonces? ¿Porque literatura y alegría no se llevan del todo bien? Bueno, que se yo, esa es la verdad, sin embargo, tengo una teoría.
Resulta que para escribir hay que estar sentado y cuando uno está contento le salen piduyes en el poto.
No, en serio, esa es la verdad. Como el cuerpo humano es tan inteligente, las emociones negativas llevan a un estado de ánimo tranquilo, ¿para qué? Bueno, para que uno se pueda sentar a pensar y encontrar soluciones para salir del paso. Cuando uno se preocupa, queda con la mirada fija y no puede parar de pensar... esta posición de "quedarse pegado" no es otra cosa que concentrar todas las energías en la zambeca para poder solucionar el asunto.
Y como el cuerpo humano es tan inteligente, por el otro lado, también la alegría cambia la disposición corporal y lo vuelve a uno más vital, más activo... más hiperactivo también. La energía se enfoca en los órganos de los sentidos como para abrirnos a nuevas experiencias gratas y nos ponemos buenos para hablar y canturreamos todo el día, etc. Con tan poco oxigeno llegando al cerebro ¿es posible que salga algo bueno?
Evidentemente no.
Así que, naturalmente, la producción literaria cunde más estando triste y deja bastante que desear estando contento.
Lección de hoy? No, no quiero decir que si quieren escribir busquen ponerse tristes (aunque igual sirve, jajaaj como... imaginarse que harías si x persona muriera, si hubiese una guerra, si mañana despertaras y no hubiese ni un solo árbol vivo, pensar en patos cubiertos de hormigas, etc.)... sino que... si están tristes, no pierdan el tiempo quejándose y lloriqueando sobre lo paupérrimas que son sus existencias... más bien, aprovechen de escribir y verán como pueden sacar algo bueno (y generalmente muy sarcástico) desde el fondo del black hole.
Y si están contentos... no pierdan el tiempo escribiendo tonteras, mucho menos como yo. No sean como la terriblemente colorina voz que les habla que gasta sus energías tratando de escribir como si estuviera triste, estando realmente muy contenta, sin mucho éxito.

y eso era todo lo que tenía que decir hoy
por supuesto saludos y bendiciones a todos los que se sientan aludidos por los buenos deseos
y a los que quieran pasarse rollos y amargarse las vidas... maní
y cariños especiales para mis compañeros, para el Angelo (pucha que te quiero!) y... para todo aquel que lea, sobre todo si deja algún comentario así que... COMENTEN MIERDA!!!!