sábado, 5 de septiembre de 2015

la gente "no homofóbica" dice

"Yo no soy homofóbic@. Los gay (dicho despacito) son súper buenas personas. De hecho, tengo un amigo que es gay... y lo adoro, y le digo "ay, eres tan guapa" y andamos de la mano por la calle..."
Últimamente he escuchado muchas conversaciones que van en este tono y debo decir que me dan entre rabia y risa. Por un lado, estoy maravillada con que, incluso en los círculos más religiosos (que conozco y con población de menos de 60 años) ya nadie sienta un impulso violento por golpear homosexuales para que se les pase. Pero por otro, me impresiona lo inconsistentes que son las personas, no solo a nivel de acción, sino incluso en su discurso.
Me tomaré la libertad de comentar la declaración "inclusiva" que cito arriba para evidenciar el problema.
1. "Yo no soy homofóbico". Fantástico. Felicidades. La sociedad está un paso más adelante porque hayas adoptado esta actitud (y juro que no estoy siendo sarcástica). La población homosexual ha sido dañada ya lo suficiente a lo largo de la historia como para que alguien en pleno siglo XXI se de el lujo de ofrecer un trato vejatorio hacia alguien que tiene una conducta, a su juicio, incorrecta. Esta disposición se vuelve aún más ridícula si tenemos en cuenta que, en muchos casos, se criminaliza (por creencias personales) a alguien que a todas luces ha sido vulnerado por otro. Con esto no quiero decir que me explique a mi misma la homosexualidad como la "terrible" consecuencia de abusos sexuales, sin embargo, la evidencia indica que efectivamente una buena porción de personas que fueron abusadas en su niñez son, posteriormente y a causa del abuso, homosexuales. Sin duda existe una deuda pendiente con todas aquellas personas que fueron sujeto de delito, por lo que, creo, 'cargarles la mata' encima de esta injusticia es completamente absurdo.
Y sin embargo, debo preguntar ¿Qué entendemos por homosexualidad? Porque pareciera ser que el homosexual que no discriminamos es exclusivamente hombre. Por lo que veo a mi alrededor, parece mucho más aceptable que un hombre sea homosexual a que una mujer sea lesbiana, pues lo último sigue siendo percibido como antinatural, egoísta, peligroso y pervertido.
2. "Los gay (dicho despacito)". Muy brevemente diré que me impresiona que las personas no quieran ser escuchadas diciendo cosas de este tipo, como si pensar de esta manera fuera un crimen.
3. "son súper buenas personas". Espera... ¿Qué? ¿todos ellos? ¿y exclusivamente por el hecho de ser gays? Esta es de las frases que más me revienta. La gente es buena/mala o, mejor dicho, acierta o se equivoca, en todas partes, en todos los contextos y sin relación con su orientación sexual. No todos los homosexuales son buenas personas, de la misma manera en que no lo son ni todos los heterosexuales, ni todas las monjas, ni todos los pelirrojos (bueno, quizá si), ni todos los cuicos, ni todos los mapuches, ni los canadienses ni nada. Las personas son personas siempre y lo único que las hace mejores o peores son sus propias decisiones, no la genética, ni la nacionalidad, ni la religión, ni la raza, ni la orientación sexual, etc. Y desde mi particular punto de vista cristiano, creo que estamos todos podridos en lo más profundo del corazón.
4."de hecho, tengo un amigo gay... y lo adoro", dicen, como la señora del otro día que dijo que tenía una nana mapuche y que la trataba bien. Si fuéramos tan poco discriminadores, los apellidos con los que clasificamos a nuestros amigos estarían fuera de lugar. ¿Acaso uno explicita siempre de qué tipo son los amigos? Para mi es como decir "no soy racista, de hecho tengo un amigo de pelo negro", es decir, no tiene sentido. debemos aprender que las personas son personas y ya y que su valor y dignidad le son incondicionales. Una repasadita a los primeros artículos de la declaración universal de derechos humanos no le vendría mal a nadie.
Y debo hacer aquí una pequeña acotación ¿cuál es la obsesión de las personas por tener (y por supuesto, declarar) un amigo gay? Un amigo una vez me dijo, por supuesto a modo de talla, que deberíamos conocer más gente homosexual porque estaba chato de ser el amigo top. Es como si fuese un requisito para ser una "mina top" tener un amigo gay que te acompañe a comprar, con el que se pinten las uñas y puedan tomar cosmopolitan en un bar mientras cotizan hombres. Hay hasta una película en netflix sobre unas minas rosadas de secundaria que se pelean por tener al "amigo gay". ¿Y si a tu amigo gay le gusta jugar a la pelota? ¿y si tu amigo gay se aburre terriblemente en el mall? ¿y si tienes un amigo completamente hetero que tiene mejor gusto para la ropa...?
5. "y le digo "ay, eres tan guapa"". ¡Dios Santo, gente! ¡Entiendan de una vez! ¡Travesti, transgénero y homosexual son cosas distintas! un hombre afeminado no es necesariamente gay, una mujer amachada no es necesariamente lesbiana, son formas de ser de cada uno y ya. Y la homosexualidad no implica tampoco sentirse del otro sexo, ese es el punto, ¿no? que a un hombre le gustan los hombres y no que un hombre-mujer le gustan los hombres, lo mismo con las mujeres. Y por último, el travestismo es también un tipo de espectáculo que no tiene relación alguna con la identidad de género del que la performa. Así que ya basta de tratar a las mujeres homosexuales de "mijito rico" y a los hombres homosexuales de "mina", que no se relaciona directamente una cosa con otra. Además ¿quién dicta lo que es femenino y lo que es masculino? A mi esposo le carga jugar a la pelota y tengo evidencia de primera fuente de que no es homosexual. A mi no me gustan las teleseries y tampoco soy lesbiana. Just stop it.
6. "y andamos de la mano por la calle". Fantástico, exhibe tu trofeo, tu fenómeno, tu prueba de ser mejor que el resto. Si no andas de la mano con tus amigos del mismo género no veo por qué hacerlo con un homosexual.

Y en fin. A veces hay que decidir cuando las cosas están en blanco o negro.
El discurso es poderoso y cada una de las palabras que decidimos usar, dentro de un vasto universo de palabras, significa algo en particular, simboliza lo que pienso, transparenta mi ideología y deja ver, por supuesto, las inconsistencias que en mi mismo contengo.
Aunque lo que he escrito hasta ahora suene muy violento, no es esa mi intención, sino mas bien, no quiero otra cosa que dejar en evidencia el mucho camino que nos queda por recorrer en cuanto a la integración y valoración de la diversidad humana. 
Y por supuesto, hacer un llamado de atención sobre el uso de la poderosa herramienta que es el lenguaje y que, citando a Pablo en Santiago 3 es una pequeña llama, que puede dar calor y luz; pero también, incendiar un bosque entero.