martes, 28 de julio de 2015

Spoiler alert. Solo canutos, o podría resultar particularmente irritante

Necesito un milagro.
Generalmente utilizo este blog con un fin exclusivamente purgativo. Ocasionalmente alguien lee. Y muy raramente alguien comenta. Por lo tanto obtener respuesta mediante este canal constituiría de por sí un milagro, además del que realmente necesito.
Aclarado este punto, es momento de las advertencias. El siguiente documento versa sobre el existencialismo, el cristianismo y la salud mental. Si no puede convivir con una cruza de estos tres temas o alguno de ellos le saca roncha, le pido, por favor, que detenga de inmediato la lectura.
Dicho esto, vamos al meollo.
Nos fuimos a la B.
Tengo un alumno (bueno, varios, pero uno en particular) que estaba bastante complicado cuando lo conocí, y yo, que en ese momento me encontraba en la certeza misma de la fe, decidí hacerme cargo, dentro de lo que pudiera, de ayudarlo. Largas conversaciones me llevaron a diagnosticar que lo que realmente necesitaba no eran las largas conversaciones, sino más bien, lo mismo que necesito yo ahora: un milagro, ahí mismo, en su nariz. Un inexplicable, evidente y claro milagro, que cortara de una vez todas las dudas y sanjara la discusión. Así que me puse a orar. Todos... los cochinos... y santos... días... un año entero... orando sin pausa... para que el milagro... sucediera.
Completado el plazo puse fin a mi cometido y seguí la vida con la esperanza de que el mensaje había sido recibido, mi petición estaba siendo revisada y, dentro de algún plazo razonable, recibiría la respuesta solicitada.
A inicios de este año, la respuesta llegó. He ahí, frente a sus narices e incluso por medio de el mismo, los milagros que tanto necesitaba. La fe restaurada absolutamente, Dios satisfecho, yo por pagada y todos tan contentos.
Hoy volví a conversar con dicho estudiante y me siguió contando las largas maravillas que Dios había prodigado frente a sus ojos. Y yo ni siquiera pude sonreír sinceramente. Me inundó la misma pena, la misma angustia que sentí con tanta intensidad en el 2008 y que por poco me destruye:
La agonía del cristianismo.
¿Cómo es que estas cosas nunca pasan frente a mí? ¿Cuáles son las probabilidades de que una persona, en al menos 15 años de cristianismo consciente y asistencia regular a iglesias y eventos nunca haya vivido una auténtica manifestación carismática? ¿Qué impide que alguien entre en contacto real con Dios a pesar de años de oraciones, ayunos, ofrendas, retiros, devocionales, lecturas bíblicas, misiones, y férrea obstinación por creer?
No me mal interpretes. De ninguna manera pongo en duda la existencia de Dios, del Espíritu o de Jesucristo. Tal es mi convicción que la sola idea de decir "Yo creo que Dios existe" me parece absurda por su obviedad. Y sin embargo ¿Por qué tengo la constante sensación de que no tiene nada que ver conmigo?
2008 fue un año terrible para mi, porque entré a la universidad y aprendí a cuestionar el mundo, a plantear preguntas e hipótesis y a valorar la utilidad de los argumentos para creer/confiar/comprender algo. Sumado a esto, mi tiempo para asistir a actividades "espirituales" en el entorno de iglesia se vio reducido drásticamente y la falta de "congregación" me pasó la cuenta. Fue un año muy angustiante, porque se remeció el pilar más sólido de mi vida, pero para ser justos, también fue un año de clarividencia. La curiosidad por conocer a Dios abrió lo que no tiene más justo nombre que "la caja de Pandora" y cientos de preguntas comenzaron a acosarme noche y día:
¿Por qué el ser y no la nada? ¿Por qué Dios y no dios? ¿Por qué el hombre? ¿Por qué tentar de manera tan ponzoñosa al ser humano dejando un árbol de fruto deseable en la mitad del Edén junto con una prohibición? ¿Por qué el bien es bueno y el mal es malo? ¿Qué criterio usó Dios para definir el bien y el mal? ¿Por qué el pecado? ¿Por qué la convención por una tendencia al pecado que no escogimos? ¿Por qué Dios escoge? ¿Por qué Dios condena por "haberlo rechazado" a los que el mismo dejó fuera desde un principio? ¿por qué leer la biblia? ¿Quién la construyo? ¿Por qué creer que la biblia es milagrosamente coherente y no mas bien perversamente intencionada? ¿por qué cantares está en la biblia y no otros libros más instructivos? ¿Por qué cartas personales publicadas en la biblia deben ser entendidas como verdades universales? ¿Por qué esta religión y no otra? ¿Por qué Jah, Jahve, Allah, Bhagaban, Krishna, Wahegurú, no son nombres afines? ¿Por qué se ora si Dios ya conoce de antemano todo lo que sentimos, pensamos y vivimos? ¿Qué sentido tiene orar a Dios con un objetivo específico? ¿Acaso podemos hacerlo cambiar de parecer? ¿Por qué la paga del pecado es la muerte? ¿Dios creó esa ley o es más bien una especie de ley universal a la que Dios mismo obedece? Y en ese caso ¿Hay algo más grande que Dios? ¿Por qué se vive en iglesia? ¿Por qué con los hermanos uno se "anima" y sin ellos se "desanima"? ¿No será que en comunidad es más fácil mantener la sugestión? ¿Cuál es la relación entre el ayuno y la intimidad con Dios? ¿Por qué se predica si Dios tiene un tiempo para cada uno? ¿Por qué Dios prefiere la fe en vez del conocimiento? ¿Por qué "carne" es malo" pero "natural" es bueno? (por ejemplo ser homosexual es "malo" por que es "contra la naturaleza de las personas", sin embargo, el adulterio es igualmente pecaminoso a pesar de ser una tendencia natural). ¿Qué culpa tuvieron el Caín, Esaú, Faraón, Saúl, Judas, etc, de no caerle en gracia a Dios? ¿Por qué hacer el mal condena pero hacer el bien no salva?
Todo esto y mucho más rondó (y ronda aun) mi cabeza (algunas de estas preguntas tienen respuesta para mí, pero la mayoría sigue en la misma abominable incertidumbre), pero una pregunta caló más hondo que todas estas: muy bien, poniéndonos en el caso de que todas las preguntas anteriores tuvieran una respuesta clara para mí, y asumiendo que dios es Jah, es creador, es bueno, es amoroso, es santo, aborrece el pecado y tiene planes perfectos... ¿Qué rayos tiene que ver conmigo?
Y aquí es donde tengo un temor indecible. Temo ser mal agradecida y soberbia, pero la duda me consume: ¿Y si Dios no me tiene en sus planes? ¿Y si todos estos 25 años no he vivido más que una larga pasada de rollo, como la vendedora de fósforos que, desde el crudo invierno de afuera mira la calidez de adentro por la ventana y se conforta soñándose en una calidez, una cena, una familia, a la que nunca tendrá acceso, mientras lentamente cede sus ultimas fuerzas al frío implacable?
Porque la verdad es que no me siento bien: me siento triste, cansada, abúlica, inservible, frustrada, enferma... me siento vieja. Y por Dios, todavía no me termino mis 25.
En 2008 me hice toda clase de preguntas y, sin embargo, hay una sola cosa que jamás me pareció sensato cuestionar: Dios, sea quien sea que es, creó todas las cosas, y toda su creación es hermosa, sorprendente y buena. Estoy maravillada ante lo que creó y, no me importa cómo se llame, cuáles sean sus métodos y qué rayos quiera conmigo, pero el merece ser alabado, porque es grande, poderoso, creativo y talentoso. Y ese pensamiento alegre me salvó. Me devolvió a la vida, y volví a predicar, a enseñar, a creer, (¡A cantar!), a orar, a ayunar, etc.
Es solo que...
esta vez...
ese pensamiento no me reconforta.
Porque nadie puede ser tan idiota como para esperar 25 años algo y mantener la confianza, si hasta Abraham obtuvo respuesta en menos de 20 años.
He hecho de todo. He seguido todas las recetas, he trabajado conmigo misma y con mi carácter, pero lo siento, no me puedo quitar el mal hábito de pensar. Dicen que hay que rendirse y entregarlo todo a los pies de la cruz y lo he hecho con todo, todo salvo una excepción. Mis genes están cagados desde mi nacimiento, desde los 14 años que tengo altos índices de insulina, colesterol y triglicéridos en mi cuerpo. Este es el milagro que quisiera ser lo suficientemente valiente como para pedir: alguien, debe enterarse, y debe orar por mi y yo me haré tres veces los exámenes de sangre y entonces lo sabré: si he sido sanada Dios me cuenta entre los suyos.
Sin embargo, no soy tan valiente, porque por dentro me muero de miedo de la otra posibilidad. Podría no sanar. Podría ir experimentando lentamente la degeneración de mi cuerpo hasta la muerte y, mucho peor aun, la degeneración de mi espíritu, porque si no sano, entonces sabría con toda convicción, que Dios me ha rechazado, que no hay vuelta para mí, que nunca fui escogida y que, por lo tanto, pasaré el resto de mis vidas sabiendo que después de mi muerte solo habrán dos opciones posibles: la condenación eterna o la insufrible, la detestable nada.
Y no puedo vivir con eso.
Así que así están las cosas: necesito esto con urgencia, pero tengo terror a la respuesta. Antes de enterarme que Dios me desprecia, prefiero la incertidumbre, prefiero seguir viviendo en lo que potencialmente es una mentira, pero al menos me deja esperanza y una razón para hacer cosas mejores. Por ahora, me siento como San Manuel Bueno Mártir. Dispuesta vivir esta vida llevando en secreto la pesada carga para que otros conozcan la dicha de ser Familia de Dios. Y seguir predicando, y seguir enseñando, y seguir cantando, hasta que la duda me consuma por completo y del árbol de la vida no quede más que un tronco hueco afirmando un puñado de ramas secas...
o...
Hasta que llegue a mi raíz el río de agua viva prometido y pueda (al fin) vivir en abundancia, crecer y dar sombra fresca y fruto abundante.
Por favor, ruego de corazón y estómago vuelto que si ignoraste mi advertencia y llegaste hasta aquí leyendo me ayudes. Por favor, que seas extremadamente canuto, hayas pasado algo parecido, seas una mujer, vivas en Santiago y tengas disposición a aconsejarme, escucharme largas horas sin juzgarme.
Así que Dios, si estás allá arriba, con toda sinceridad te pido perdón si te ofendo o peco de mal agradecida por menospreciar todo lo que has hecho por mí. Pero la gratitud no me cura esta vez. No puedo seguir en estas condiciones (y no es primera vez que lo digo). Y se que se supone que uno no debe tentarte, pero esto es de vida o muerte, en ambos casos eterna. Necesito evidencia o no puedo seguir.
Es el último minuto. Necesito un gol, o nos vamos a la B.



Probablemente esto sea una herejía contra Camila Moreno, pero creo que, descontextualizando totalmente la canción, así me siento ahora.