miércoles, 18 de junio de 2014

¡Protesta silenciosa mis polainas!

Este ha sido un mes extraño. Mis alumnos andan particularmente hiperventilados con el tema del mundial... en dos sentidos diferentes. Por un lado, está mi querida masa de estudiantes que prenden con agua y siguen con toda atención el paso a paso de la roja. Por el otro, está la minoría crítica que decidió abstenerse de toda actividad remotamente mundialera para manifestar su descontento.
Independientemente de la opinión que cada cual tenga sobre el mundial, me llamó particularmente la atención el concepto con el que mis queridos alumnos de la resistencia se explican: protesta silenciosa. Es un concepto curioso ¿verdad? porque uno pensaría que el gesto de protesta es en si violento y ruidoso, porque tiene por objetivo, precisamente el hacerse ver y, sobre todo, hacer ver que uno está en lo cierto y que el otro está equivocado. Pues parece que no, al parecer existen maneras "silenciosas" de protestar.
No usar el transporte público para protestar silenciosamente por la contaminación que genera, no comer alimentos de origen animal para protestar silenciosamente por el maltrato que sufren, no depilarse para protestar silenciosamente sobre la discriminación de género, no asistir a una congregación para protestar silenciosamente por la inconsistencia de tus hermanos... suena... valido... creo.
Sin embargo, suena también bastante contraproducente. En una ciudad con más de siete millones de habitantes que una persona deje de comprar leche en el supermercado realmente no cambia nada. Tal vez es el mismo litro de leche que se va a podrir en el refrigerador de alguien más. En un bus donde (a la fuerza) está la mitad de la población de Chile, tu ausencia no hace más que hacer más cómodo el viaje.
Y no solo eso... la protesta silenciosa es contraproducente también porque, para ser sincera, casi nunca lo es. No es una protesta, en primer lugar, y en segundo ¿silenciosa? ¿es en serio? Porque silenciosa sería si lo hicieras para tus adentros, pero la verdad es que este tipo de acciones suele acompañarse por un complejo de superioridad insoportable expresado en constantes, irritantes, inadecuados y egófilos comentarios sobre las razones y ejecuciones de la protesta "silenciosa". Fotos en Facebook, twitteos pedantes, cara de culo, un súbito cambio de look hacia lo hippie (pobres hippies, disculpen que los compare con este género humano)... uf.
Tengo una linda compañera de trabajo que tiene el rollo feminista a full y dijo (parafraseando) que no está de acuerdo con que la mujer deba depilarse, pero lo hace porque sabe que eso incomodará a los chicos y prefiere educar el cambio antes de imponer el vello corporal. Y les aseguro que es la persona más influyente en todo el colegio. ESO si es silencioso.... y efectivo.
Y me podrán decir "ya ¿y cómo Ghandi?", pero Ghandi era una figura pública, altamente influyente, visible y poderosa, que contaba con el respaldo de mogollón de personas y, para qué andamos con cosas, era un rockstar, favorito de la prensa. Que él se dejara morir de hambre podía causar un cambio, pero que un simple peón deje de depilarse las axilas ¿le importa a alguien? Cuidado... no vayas a derrumbar la industria ganadera con tus hamburguesas de soya (plis...)
Seamos sinceros, la protesta silenciosa es una pedante manera de limpiarse la propia consciencia a costa de ensuciar la del otro. Lo hacemos para sentirnos mejor con nosotros mismos y, la mayoría de las veces, para sentirnos mejor que el resto.
Si algo te indigna tanto como para protestar, pues anda y protesta en serio. Pero si alguna causa te importa realmente, entonces súmate a alguien carismático que te represente, se ese segundo que dará fuerza a su movimiento y asume que la causa que sigues vale más que el reconocimiento, más que ser mirado. ¿Te indigna la pobreza? Pues comparte lo que tienes. ¿Te indigna la desigualdad de género? pues reivindica la feminidad y en suma, educa, educa, educa para que, persona a persona, las cosas cambien. Por que el mundo, tal y como van las cosas, no van a cambiar con presión silenciosa. Si algo realmente vale la pena, entonces posterga tu necesidad de ser visto y aplaudido para tomar decisiones reales que efectivamente promuevan un cambio.
Y, en suma, haz todo lo que no estoy haciendo yo en este texto.

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